viernes, 1 de febrero de 2019

La mística de la feminidad, Betty Friedan

Hay muchas cosas que pensé y dije mientras leía éste libro y me arrepiento de no haberlo leído mas a conciencia con un block de notas al lado.
Pero algo me acuerdo.
Siento de todas formas, que me estoy metiendo en las patas de los caballos al ponerme a hablar sobre éste libro, porque como es investigativo y yo no cacho nada de como se debe o no se debe investigar... wherever, si ella se condoreó, yo también puedo. Spoiler.
Es un libro publicado en 1963 por lo que era esperable que chocara en mas de alguna cosa con nuestra querida época actual y con esta lectora feminazi que quiere ver el patriarcado arder y que odia a los hombres, como todas las feministas que no nos afeitamos y... que flojera, no se me ocurre con qué mas caricaturizarme.
Así es como leyendo el libro no pude evitar pensar un par de veces "Seriously, woman?". Y de hecho en un momento simplemente apagué el kindle que no es kindle y fui donde Rodrigo a decirle que estaba demasiado enojada para seguir leyendo.
Claramente fue un libro revolucionario en su momento, porque defendió la idea de que una mujer es capaz de llevar a cabo las mismas disciplinas intelectuales que los hombres y nos expone el por qué las mujeres no las llevaron a cabo en su momento.
Es decir:

Entre éste libro e Historia de las mujeres en Chile de Ana María Stuven (Tomo I, porque el Tomo II no lo he pillado en ninguna parte y me muero por leerlo porque quiero saber como lo harán las mujeres para salir de ésta), me convenzo mas de que la cosa de las aptitudes masculinas y femeninas no es mas que una bullshit. Pura construcción social que quieren vender como genética. Pero en realidad ¿Qué sé yo? No soy 100tifiko.
No tengo grandes argumentos en realidad, pero la constante en ambos libros es que la mujer históricamente se le hizo enseñanza aparte enfocada en perfeccionar sus atributos de esposa. Y se consideró que las letras y las humanidades eran femeninas, así que eso se les ha chantado desde siempre. Wherever.

Es un libro que comencé a leer en el hospital o probablemente un poco antes, pero que fui dejando de lado porque finalmente en el hospital no se podía hacer ninguna huevada tranquila, entre el dolor, las visitas, el control de signos vitales, tus compañeras de pieza que no leen y se aburren así que quieren conversaaaar, los grupos religiosos, la señora jubilada que te ofrecía artículos de aseo, el grupo de humanización del paciente, me sorprende que no hayan aparecido voluntarios de greenpeace o se haya colado un viejo vendiendo calendarios de esos que te dejan en el regazo para luego pasar a buscar tu aporte voluntario de $100.
En fin, también lo dejé de lado porque cada vez que lo leía me daban ganas de decirle a mi amiga "cerebro masculino" que estaba taaaan equivocada por darle super poderes de género a las ramas del saber y porque siempre me terminaba enojando.
Lo bonito de los ensayos es que puedes dar spoilers, sin que lo sean.
En la primera parte se nos plantea el problema "que no tiene nombre", donde nos cuentan sobre mujeres que se han casado, tienen hijos, casa, perro, auto... etc. y que de todas formas se sienten tremendamente infelices y nadie comprende el por qué.
Entonces se plantea la interrogante de cómo pasamos de las mujeres luchadoras que habían conseguido el derecho a voto a esta mujer cuya única aspiración de juventud es ser un ama de casa, tener hijos, esposo y no preocuparse de algo tan masculino como una carrera. Todo este recorrido es bastante deprimente y frustrante, entre los casos de mujeres expuestos, los estudios que llevaron a justificar semejante visión de las mujeres... etc. Nada recomendable para alguien hospitalizado.
El recorrido también muestra la crisis existencial de las mujeres que ya se encuentran presas del sueño americano para ladies, es decir, cuidar la casa todo el día.
En el libro, la Soa Friedan también nos explica exhaustivamente cómo los estudios se pueden manipular, o se pueden mal interpretar los datos, o simplemente puede ocurrir que alguien se pase por la raja otros millones de factores que influyen en los resultados finales.
Pasa muchas páginas hablando sobre ello, dedica un capítulo entero a señalar las fallas de las afirmaciones de Freud respecto a la "función de la mujer" y otro capítulo haciendo lo mismo con Margaret Mead, que si bien hizo el gran favor de señalar el género como una construcción social, también la anduvo vendiendo cuando se fue para el lado de la reproducción.
Habla de muchas otras cosas interesantes, como el rol de la publicidad en todo ésto, la educación que se les daba a las mujeres, etc.
Ya por el final le sale lo vieja qlia, y se pega una gran vendida cuando comienza a culpar a estas mujeres afectadas por "el problema que no tiene nombre", de criar hijos homosexuales. Porque para ella, la homosexualidad es en realidad la inmadurez de un hombre que al tener miedo de formar una familia, decide dedicar su interés a otros hombres, así nadie se embaraza y todos felices.
Pero eran los 60's... no. No me molesta el prejuicio, en lo absoluto, porque ya lo dije... eran los 60's y ella estaba preocupada de defender a las mujeres y no a los hombres cuya inclinación sexual se le hacía de lo mas anormal... lo que me hizo tirar el libro lejos (o lo habría arrojado si fuera un libro de papel y no un costoso kindle que no es kindle pero que si se puede romper con facilidad) fue que no tuvo ningún reparo en llegar y citar un estudio y no darle ningún análisis:

"Kinsey descubrió que la homosexualidad era mas común entre varones que no pasan el instituto y menos común de los graduados de college".
La soa Freidan citaba ésto para reafirmar sus dichos acerca de la infantilización del hijo de la mujer de hogar, sin siquiera ponerse a pensar en todos los otros factores que implicaban que una persona no terminara sus estudios, como la depresión causada por tu condición sexual por ejemplo...
¿Dónde andaban los editores de esta huevada? ¿Ah?
Pero eran los 60's y se supone que yo ya no estaba enojada con el libro.

Es un buen libro, es interesante, entretenido. Hace que una putee y a veces que se alegre, y al final, recuerdas que estás leyendo a una señora mayor (de hecho ya está muerta), y que eran otros tiempos, pero no podemos negar el impacto que tuvo en su momento y en que ayudó a muchas mujeres a entenderse a si mismas y todas esas cosas.

A mi misma me ayudó, haciendo que me cause mas repulsión quedarme en la casa haciendo aseo y quiera salir a la calle a hacer cosas, algo que ya hacía, pero nunca está demás un leve empujoncito extra.

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