martes, 2 de abril de 2013

El drama de no ser Patricia Maldonado

Tengo que aclarar que es una broma, es maravilloso no ser ella.
Resulta que mi penitencia no he estado tan mal. Descubrí que es bastante divertido enseñarle cosas a alguien que entiende y que recuerda que le enseñaste... hasta comprendo a los profesores... No, no es cierto, los admiro solo por tener la capacidad de meterse a una sala llena de cabros burlescos que se juran mas vivos que una, porque así son, yo lo sé porque he sido (y bueno, sigo siendo) de esas cabras burlescas.
La cosa es que no me interesa hablar de eso, porque no es un drama y si es un drama, no sirve.
Mi drama en realidad, es un drama de mujer rubia. Y en realidad, el verdadero drama, es no ser rubia, porque si lo fuera, mi pelo estaría morado punky y no morado Koleston como está ahora.
Ahora cuento cómo comenzó mi drama.
Toda mi vida quise tener el pelo de colores, pero cuando estaba chica no me atrevía porque nunca tomaba en cuenta el pequeño detalle de el pelo crece y siempre se puede cortar el pelo quemado y teñido. Después, estaba en el colegio, después... lo olvidé, y después, cuando salí del instituto, una ex amiga se quiso teñir y aprovechó de intentar teñirme a mi pero a ninguna de las dos la agarró la tintura, finalmente, ambas quedamos con un "elegante" color "Blondor" de todo gusto.
Luego, entré a trabajar y con eso perdí casi para siempre la esperanza de tener un mechón escandaloso alguna vez en la vida, hasta que me llegó el día de la independencia. Entonces, dejó de ser solo por tener el pelo morado, fue por hacer la manifestación del espíritu libre y de hacer algo que ningún trabajo formal permite.
Y claro, lo mas importante, volver a la adolescencia pero sin los inconvenientes de la adolescencia como ser terriblemente estúpido. No lo nieguen, todos fuimos estúpidos, tal como esos escolares que una ve y escucha en la calle, fuimos iguales. No como ahora, que soy una persona madura e inteligente que se tiñe el pelo morado y reclama porque no le quedó morado como a Patricia Maldonado.
La cosa es que ayer huevié varias horas, entre que no sé teñirme de verdad y entre que tengo el pelo super largo, finalmente cuando me enjuagué fui donde el sujeto misterioso que vive en mi casa y le dije:
-Mira, ahora tengo un escandaloso color café.
Hoy en la mañana descubrí que no era café, era burdeo, pero un burdeo super piola y super presentable, totalmente contrario a lo que quería el espíritu libre. 

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