miércoles, 6 de junio de 2018

Parte por weón

Hace un tiempo atrás empecé a leer El Segundo Sexo, porque es un libro gordo que me hace ver muy cool leyéndolo en el metro.
Luego se me empezó a hacer muy pesado, así que lo empecé a leer en el kindle que no es kindle porque es de otra marca. Lo correcto sería decirle e-reader, pero todos sabemos que eso no va a pasar.
La cosa es que lo sigo leyendo de vez en cuando, pero weón, son 800 páginas de pajas mentales, así, como las mías, pero con un montón de información decente y cultura y todo eso que yo no tengo.
Bueno, dicho ésto, prosigo.
Simone de Beauvoir dice, en su libro, que "el hombre" tiene el deseo de conquistar a la naturaleza y que utiliza a la mujer como una especie de representación de ésta misma, al poseer a la mujer, posee la naturaleza. Básicamente, a grandes rasgos, dice eso, según le entendí, no?
Considerando ésto, la mujer nace con la marca social de pertecerle al resto, y por lo tanto, tenemos que vivir por y para demostrar que eso no es así. Se nos obliga a demostrarlo constantemente a demostrar que algo no es de cierta forma. ¿Saben lo difícil esa weá? Es como si me comprara una chaqueta y tuviera que pegarle la boleta en algún lugar visible para que todos se dieran por enterados de que la chaqueta no pertenece a otra persona.
En los tiempos que corren, ocurre que la mujer se considera parte de la vía pública, como una banca, o un poste... que te podrías culiar contra su voluntad si se te para la raja. Entonces claro, para los weones, se les hace completamente inconcebible que el poste se les venga a enojar porque le comentan algo sobre su apariencia... o sobre sus lentes, como Piñera.
Para los hombres, debe ser tan absurdo como no poder sentarse en una banca. ¿Se imaginan una se va a sentar y te pasan un parte? ¿No sería eso absurdo?
Entonces acá está lo complejo. ¿Cómo le explicamos a un hombre que las mujeres no son postes, ni bancas ni discos pare? Complejo en realidad.
Ayer escuchaba a unos tipos en la calle "te entiendo que les moleste si uno les dice algo grosero, pero ¿un piropo bonito?".
Claro, probablemente esos hombres deben haber sido unos poetas.
Pareciera que es fácil, porque una lo ha vivido desde chica, desde chica ves a hombres adultos que te dan miedo, tirándote besos, diciendote weás cuando pasan al lado tuyo o siguiéndote en la bicicleta... entonces nos parece sumamente obvio estar chatas de la situación, pero como al hombre "piropeador" no le ha pasado al mismo nivel, o tal vez ni siquiera lo ha vivido, no le hace sentido que a alguien le moleste, mas aún si viene de él, que necesita desesperadamente demostrar su masculinidad exteriorizando que encuentra rica a una mina. ¡Ay no, me van a quitar mi hombría si no puedo decir piropos!

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