viernes, 20 de octubre de 2017

Lo bueno de trabajar...

Luego de una crisis existencial que CASI me lleva a convertirme en lo que juré destruir (una mujer que llora en el trabajo), un almuerzo reparador y los últimos 10 minutos de un programa de radio que para variar me perdí porque tengo que atender el teléfono y a los idiotas que les ocurre entrar en ésta oficina... recordé un viejo adagio que...
que flojera.
Ya que me he quejado tanto, decidí pensar en las cosas buenas de mi trabajo, para decidir que es mejor conseguirlas de otra forma y así tener un argumento válido para mi misma de por qué vale verga estar apatronado.

1) Tengo sueldo fijo.
Y es que si, es cierto y es una huevada indiscutible, tengo prácticamente la certeza de que tendré cierta cantidad de dinero a fin de mes y puedo hacer planes con ello.
Sin embargo, también tengo todas las azarosidad (existe una palabra así?) de mi salud dental y física que en cualquier momento o me caga con una licencia que me pagaran en muchos meses mas o de frentón me obligue a gastar una cantidad absurda de dinero que arruine todos mis planes de comprar zapatos o un abrigo de 30 lucas.
Del mismo modo, después de cierto punto siempre a una la pueden despedir, una se puede mandar un condoro, se puede sufrir un accidente o cualquier cosa. En rigor, haciéndome la filósofa ¿Que tan seguras son las cosas en estos días?

2) Solo debo preocuparme en el trabajo en la misma oficina.
Errooooooor!!! porque aunque no me molestan, el trabajo se queda en mi cabeza. Siempre estoy pensando que va a venir una persona hinchaweas a la oficina, que olvidé mandar x correo, que no estoy segura de si mandé o no x escrito, que no llamé a fulano, etc. No, lo de dejar el trabajo en el trabajo no funciona conmigo si dicho trabajo requiere pensar cosas mas allá de atender gente que llega.

3) Tengo un horario fijo de trabajo.
Eso vale verga, me carga tener horario fijo, me carga entrar a las 9, porque a esa hora abre todo y cuando salgo, o está todo cerrado o está lleno y yo debo correr a la casa, porque es horario punta. Odio vivir en horario punta, odio a la gente, no, el horario fijo vale callampa, hasta he pensado en buscarme una pega por turnos.

4) Un trabajo con horario fijo, hace que tengas disciplina y una rutina de sueño ordenada, que es muy buena para la salud.
Si, es cierto, levantarme temprano fue un plus que mi estado de ánimo recibió bien, y eso de despertar a las 7 de la mañana un sábado para aprovechar la mañana, fue algo maravilloso en un principio. Luego me pasó que me deprimía no tener energía en la noche, cuando el fin el mundo estaba en calma y podría haberme concentrado en cualquier cosa. Levantarse temprano no tiene brillo si finalmente no tienes tiempo, pero es algo que me gustaría conservar cuando me desapatrone.


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