Ayer postearon en uno de los grupos donde estoy una nota llamada así. (Es un grupo para regalar cosas, pero está lleno de temas random y eso me encanta).
No fui capaz de leer tooooda la nota, porque me estresé. Principalmente porque abusaban de la palabra patriarcado (palabra mas que añeja, cuyo abuso va en contra de cualquier petición de modernidad).
Pero la cosa hablaba de un hueveo de mostrar la tetas a modo de protesta, con la finalidad de incomodar a los hombres.
¿Cómo se puede incomodar a un hombre con tetas? se deben preguntar ustedes. Pues con tetas feas. No lo digo yo, lo dijo la mina que escribió la entrada.
Y claro, ella lo presentaba como una humorada que finalmente no es tan humorada.
Puso como ejemplo una escena que al parecer ella presenció, donde estaban almorzando en un lugar, y una mujer se puso a amamantar a su hijo. El dueño del lugar le fue a reclamar a la mujer, le dijo que nadie quería ver eso, que la gente estaba almorzando... etc.
El reclamo de la mina que escribió la nota, era que existía un doble estándar respecto al tema de las tetas, porque mientras ese hombre reclamaba eso, en el restaurante había un cartel de una mina pilucha mostrándo las tetas.
Su reclamo es que claro, al PATRIARCADO (dios, como odio esa palabra cuando es dicha en serio) le gustan las tetas, siempre que sean una muestra de sumisión, un acto de desesperación de la mujer por la aceptación masculina.
Yo creo, en éste caso en particular que estamos mezclando peras con manzanas. Pero no sé como empezar, así que lo haré por el principio.
Hace tiempo, una amiga contaba la opinión de su novio respecto a la mujer que amamanta en la calle a vista y paciencia de todos. A él le incomodaba, sentía que le limitaba el campo visual, porque se veía forzado a mirar lo mas lejos posible de la mujer amamantando, porque si llegaba a mirar corría el riesgo de quedar como un degenerado o qué se yo.
Antes de que me digan que amamantar es un hermosho acto de la naturalesha y que esh completamente natural ashí... debo decirles que comprendo al hombre.
Por ejemplo yo, como mujer heterosexual, no siento ningún desprecio por el pene, aunque el concepto así en abstracto tampoco me vuelve loca (como a muchos hombres que andan dibujando picos por todas partes). Me puede agradar ver en pelota a un hombre que me guste, pero si voy por la calle y un weón se pone a orinar en un árbol me voy a sentir sumamente incómoda. En primer lugar porque está el riesgo latente de que el sujeto sea un enfermo mental y trate de orinarme, y con éxito y porque que intenten mostrarme un pico que no estoy interesada en ver, me haría sentir agredida.
Entonces, si un weón se pone a orinar y lo veo, tiendo a alejarme, a huir y no mirarlo nunca mas, porque si llega a sorprenderme mirando, tal vez yo no quede como una degenerada, pero si el sujeto está medio pitiao va a creer que como mínimo quiero hacerle sexo oral.
Me molestan los tipos que orinan en la calle y no tienen la decencia de esconderse bien, y no pueden pedirme que me deje de incomodar, aunque me digan que orinar es un acto natural y todo eso. Creo que ésto, se puede aplicar a un hombre o cualquier persona que no tenga interés en ver a una mujer amamantando, que se puede sentir incómodo y nada de lo que se le pueda decir le puede quitar esa incomodidad.
Y si, puede ser que sea porque ya tenemos la cagá en la cabeza, porque después de cierta edad, las pechugas solo se tienen asociadas a la vida sexual adulta, al erotismo, a la estimulación y millones de cosas que nos parecen sumamente divertidas, y lo son. Y por lo tanto, nos resulta contradictorio que una guagua esté chupando una pechuga, ya que si esa guagua fuera un hombre adulto estaríamos de frentón viendo porno (o soft porno al menos) y eso, sería divertido. Y no lo es, porque es una guagua y entonces la mente malvada nos hace mas relación hacía la pornografía infantil, lo que está mal en nuestra sociedad y eso nos perturba. Por lo menos a mi me pasa, por eso lo describo con tanto detalle, no? y asumo que a la mayoría también y por eso la razón de tanta incomodidad. Creo que cuando el bicho del sexo nos pica, es sumamente difícil quitárselo de encima.
El resto de la nota (porque insisto, no fui capaz de leerla toda sin indignarme) hablaba sobre la finalidad de incomodar a los hombres, a esta sociedad HETEROPATRIARCAL (dios mío, estas palabras), hacerlos sentir mal... ojalá, humillarlos. Lo cual está al mismo nivel de linchar al hombre que mató al gatito o linchar al hombre que violó a un niño. PEOR aún, incluso eso tendría algo de sentido vengador. La idea de esta weá, es el equivalente a matar a todos los curas porque muchos de ellos han cometido abuso de menores o de matar a los metaleros porque unos fanáticos de deicide mataron a un par de gatitos.
El género masculino no es el enemigo, por lo menos no para mi, una pobre y triste mujer heterosexual que no puede ver con objetividad porque está cegada por su deseo incesante de agradar al sexo opuesto. Tal vez para estas chiquillas, LESBOFEMINISTAS, yo soy eso, una mujer insegura desesperada, que sólo quiere tener la aprobación del patriarcado y que en cualquier momento me caso, dejo mi trabajo y me dedico a la casa.
Ahora, lesbofeminismo... esa weá me parece una de las cosas mas contradictorias de la vida, al menos, me parece contradictoria en el contexto que lo plantea la histérica que escribió la nota. Porque, en primer lugar, el feminismo es una weá que tiene por finalidad, alcanzar la igualdad de géneros, que todos seamos iguales, para bien y para mal, no? si reduces el feminismo a lesbianas, estás excluyendo a las mujeres heterosexuales y por lo tanto estás limitando la lucha de la igualdad a... ¿un cuarto de la población? Estas convirtiendo un movimiento que lucha por la igualdad en una weá excluyente que convierte a todo el resto del mundo, en el enemigo, al que hay que intimidar o hacer cambiar de parecer. Es como budismo-capitalista... o una weá así.
En fin, estás weás me indignan, todo lo que desvirtue o vuelva incoherentes las cosas que yo encuentro son buenas, así que probablemente siga escribiendo sobre ésto.
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