lunes, 13 de octubre de 2014

La tiranía de la stevia (y otros endulzantes)

         Hace un tiempo pegué el grito en el cielo porque mi precioso chocapic ahora iba a venir endulzado con stevia.
        No era una opción, no había chocapic con azúcar y chocapic con stevia... no, era solo chocapic con stevia, así que obligada a comprar celerales que si vinieran con azúcar. Mentira, no compré mas cereal y se acabó el hueveo. Total, como dijo el Dr. Hibbert, es mas nutritiva la caja donde viene el cereal que el cereal mismo (no es cita textual porque no recuerdo las palabras exactas).
      Tiempo antes de eso, me compré una compota de pera (o manzana, ya no recuerdo) y la weá estaba amarga. ¿Por qué? Porque en vez de azúcar, la porquería tenía sucralosa. Pero no tenía etiqueta celeste, no decía que era sin azúcar en la tapa, solo era sucralosa porque si, sin avisar. ¿Que pasa si soy diabética y me compro esa weá pa cuando me baje el azúcar? En realidad no sé cómo funciona la diabetes pero en volá me moriría, quién sabe, podría ser.
     Después, el viernes que recién pasó, para mi cumpleaños, quise comprar pulpa de fruta para hacer un copete con frutita, como los que me gustan a mi, y en el primer supermercado al que fui, encontré pulpa, pero si no tomo la precaución de leer la caja con detención, no me entero que la weá venía con sucralooooosa en vez de azúcar. Tuve que ir a otro super para encontrar pulpa con azúcar.
    No me mal entiendan, no tengo nada en contra de la vida sana. No es lo mío, pero la respeto. La cosa acá es que me embuten endulzantes artificiales (ay ya, si la stevia es una plantita sanita, pero la weá que venden en el super probablemente poco y nada tiene de plantita) y no me avisan como corresponde. Además que si los weones quieren simplemente vendernos cosas saludables a la fuerza, simplemente podrían echarle MENOS azúcar a las cosas, ir reduciendo la dosis de a poco, o qué se yo. Aunque claro, ahí estaría la desventaja de que nos daríamos cuenta de sus deliciosos productos en realidad valen callampa porque todo el sabor que creímos que tenían solo provenían del dulzor.
En fin, me quedé sin chocapic.



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