Hay días, como hoy, que me siento particularmente atrapada en la oficina. Principalmente cuando despierto de mi estado de zombie, me encuentro con una carga laboral piola y soy consciente de la rutina que me veo condenada.
De nada sirve en todo caso, estoy condenada a seguir apatronada al menos un tiempo.
Pero el sentimiento está ahí, sobre todo ahora que tomé café y literalmente desperté.
No sé qué tan literal será en realidad, porque no estaba literalmente durmiendo... si hasta mas bruta estoy, dios santo.
Y bueno, en estos estados, siento la vida escurrirse por los dedos y dejo el trabajo botado y decido escribir en el blog sobre mis dramas existenciales.
Pero como estoy mas bruta, ni siquiera puedo analizar bien mis males existenciales, así que les hablaré sobre el matinal.
Y no, no es que ahora vea el matinal porque he llegado a ese nivel de embrutecimiento, sino que es mi mamá la bruta que pone el matinal y cuando me he quedado en su casa, ocurre que ella pone el matinal mientras tomamos desayuno.
Así las cosas, resultó que el martes en la mañana hubo un temblor todo cagón a eso de las 7 de la mañana mientras yo dormía en casa de mi madre. Una cosa poca, de esos que tienes que mirar la lámpara para estar segura de que está temblando.
Y bueno, mientras tomábamos desayuno con mi mamá, vimos como en el matinal del 13 hacían una cobertura mas que completa al terremoto todo cagón cuyo epicentro fue grado 6.
Todo comenzó con un contacto telefónico con el alcalde de la ciudad del epicentro, que es un lugar cuyo nombre ya no recuerdo, porque soy mala con los nombres.
Luego, llamaron al hombre temblor que suelen llamar en los matinales, quien dijo estar manejando y si bien respondió las preguntas con una diplomacia admirable, era obvio que no podía estar menos interesado en el temblor.
Y entonces expuse la teoría de que los tipos del matinal estaban probablemente en la reunión de pauta, desesperados, diciendo "loco, de verdad no se me ocurre nada para presentar hoy en el matinal, ya hemos mostrado todo".
"Y si volvemos a traer el médico que recomienda puras weás"
"No, todavía estamos pagando la multa que nos dieron por ese weón".
"Ya sé, volvamos a llamar al ginecólogo de Nabila Riffo".
"..."
Y en eso estaban cuando empezó el temblor, y entonces vitorearon y sus vidas se vieron resueltas, por ese día.
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