No recuerdo a pito de qué comencé a recordar, pero resumiendo los años entre 5to y 8vo básico terminé dándome cuenta de por quéeeee soy tan hueviá y maniática con la gente. El problema no soy yo, son ellos.
Me acordé de todas las juntas que tuve en esa época, empezando cuando llegué por allá por el año ¿98? a un colegio nuevo en Gultro, una localidad perteneciente a Olivar, comuna de la sexta región.
Cuando llegué, como era novedad, todo el mundo me hablaba y fue fácil el primer paso de conseguir gente para juntarse. Comencé a conversar harto con el grupo de las mateas del curso, que eran como lo mas winner que había por esos lados (empezamos mal).
Con el paso de los meses las mateas empezaron a alejarse de mi, porque a mi no me iba tan bien. Algo pasó en ese tiempo y de pronto ya no pescaba el colegio y eso se vió reflejado en mis notas. Así fue como las ñoñas, me excluyeron. Cuando te excluye la gente ñoña, definitivamente hay un problema, no?
Así fue como empecé a dar bote entre un grupo y otro. Finalmente empecé a juntarme con una niña llamada María, que era muy gorda, así como el gordito de Lost. Mas despertó cierto aprecio nacido de la lástima, ya que a la niña se sacaba unas notas de mierda a pesar de que se esforzaba. En cosa de tiempo la terminé invitando a mi casa y pasamos buenos tiempos. Hasta que de pronto, algunas de mis cosas se comenzaron a perder. Primero fueron lápices, aunque lo que mas recuerdo es que un día perdí unos hermosos guantes peludos con los que ella apareció mas tarde. Obviamente ella lo negaba, los había comprado ella, no eran los mismos guantes que se me habían perdido misteriosamente.
Como me aburrí de que me robara, comencé a alejarme de ella, y así fue como, un día comencé a juntarme con un grupo de niñas también excluídas por la sociedad. Así entré a 6to básico, juntándome con la lacra del curso.
No estoy exagerando, las minas eran unas cochinas de mierda, no se bañaban y olían mal. Mas tarde descubrí que además tenían piojos y como consecuencia, yo también. Así que ahí estaba yo, casi en calidad de indigente en apariencia. Años mas tarde, cuando ya no estaba en el liceo, el hermano de una de esas minas me atacó en un callejón. Como dije, no exagero con lo de "lacras".
Ya en 7mo no soporté mas el suicidio social, así que primero, me corté el pelo hasta los hombros, luego hasta las mejillas y finalmente un día me dió la weá y me lo corté como niño. Librándome de los piojos ahora debía librarme de la gente con la que me estaba juntando. Así fue como terminé pasando tiempo con otras dos niñas diferentes que se veían mas decentes. De verdad odio expresarme así, pero es que weón... los piojos son super desagradables y están sumamente estigmatizados, además que si las minas no se bañaban no hacían mas que reforzar un estereotipo... En fin.Las niñas nuevas, se llamaban Alejandra y Carla. Y entonces volví a cometer el mismo error: las invité a mi casa. Fueron una tarde, lo pasamos super bien. Fueron a la tarde siguiente, lo pasamos bien... siguieron yendo de corrido durante una semana... y un día, me di cuenta que igual quería pasar una tarde sola, me divertía con ellas, pero todos los días... era too much. Así que les dije un día en el colegio, que no fueran a mi casa ese día porque iba a salir. Listo, problema resuelto, ellas comenzaron a respetar mi espacio y seguimos una relación de amistad que se mantiene hasta la actualidad a pesar de la lejanía... Eso es lo que me gustaría decir, pero como ya imaginarán, las minas igual aparecieron en mi casa ese día.
Ya, no importaba, un día mas... qué mas da? Y fue así como me las mamé por no sé cuánto tiempo. Seguramente no fue tanto, pero en esa época el tiempo estaba mas expandido que en la actualidad, entonces todo parecía una eternidad. Como no era una persona madura e inteligente como soy ahora, en vez de decirles amablemente que necesitaba mi espacio y que por favor me dieran un respiro... comencé a alejarme de ellas. Empezamos a pelear, a llevarnos mal. Afortunadamente dejaron de ir a mi casa, hasta que un día...
Yo iba a salir, de verdad, con mi madre y mi abuelo, y ellas aparecieron. Nosotros nos fuímos y mi padre se quedó en la casa... y ellas, se quedaron en el patio, haciéndose las locas. Cuando volví a casa, mi papá nos contó que las minas no se habían ido apenas nos fuimos nosotros, que se habían ido a meter a la pieza.
Mi padre era una persona apática y pajarona, así que no encontró nada mejor que no decirles nada, porque asumió que ellas se estaban quedando con mi permiso.
Con mi mamá descubrimos que las minas se habían metido a la pieza de ella y le habían intruseado los cajones.
Al día siguiente les fue a echar la foca, por barzas y como era costumbre entre esa gente, las weonas negaron todo. Ese fue el fin de todas formas, no nos volvímos a pescar.
El resto de 7mo básico lo pasé prácticamente sola. En esos tiempos a todos les dió por bailar axé en el patio. Pa mas cacha, justo en la misma época, a los weones del colegio les dió por cerrar las salas, así que nadie podía pasar los recreos dentro, por lo que yo me la pasaba apoyada en la pared viendo como todos los weones bailaban axé. Durante un breve tiempo, conversé con Ernesto, un compañero de curso al que todos le hacían bullying porque decían que era gay. Pronto descubrí que Ernesto era una mezcla de Rafa Gorgory y Nelson. De repente se ponía medio histérico y me apretaba los brazos o me zamarreaba. Obviamente yo me defendía, pero me quedaba herido el orgullo. Ooooootro despachado.
Finalmente, el último mes de ese año, sucumbí al flagelo del axé. Principalmente porque el profe de música nos exigió hacer una coreografía para una nota con coeficiente 2, así que obviamente tuvimos que organizarnos para hacer una presentación artística de calidad. Así fue como aprendí a bailar la Tapinha, el Onda Onda y no sé qué otra weá... Pero la maozinha jamás... esa weá si que no la bailé nunca... hasta una fiesta de año nuevo por allá por el 2003, donde comenzaba a nacer el monstruo hiperventilado que todos llevamos dentro.
Comenzó 8vo y mi pelo estaba creciendo, así que comencé a teñirmelo rojo. Esto no es relevante, pero fue divertido en su momento.
Un día, no recuerdo como, terminé juntándome con dos niñas nuevas. Romina y Marisel. A ellas no las invité a la casa, o si lo hice, no tuve el mismo problema previo. Lo único malo, es que en 8vo me gustaba un niño y yo la idiota, le conté a estas dos. Romina no encontró nada mejor que ir a decirle al niño y el weón me agarró mala. Pa mas cacha, después la mina le inventaba cosas que supuestamente le había mandado a decir yo, así que mas me odiaba el otro weón.
Comenzó una época emo en la que pensé que nunca le iba a gustar a nadie en la vida. Ustedes saben, esos pensamientos realistas que se suelen tener a esa edad.
Romina tenía mas amigas dentro del curso, con quienes también empecé a pasar tiempo. Luego, me sentaron una Nataly, alguien con quien no tuve ningún problema en particular, pero la mina igual estaba medio hueviá.
Nataly abrió las puertas para que el grupo de las ñoñas me volviera a pescar, y de pronto ocurrió algo mágico y maravilloso... tenía mucha gente que me aceptaba, había vuelto a la manada.
Obviamente eso no fue para siempre, con la llegada de mi cumpleaños hice una fiesta, y eso abrió la puerta para ir a mas fiestas después. Así fue como conocí a Miguel, o como me gusta llamarlo, el señora caja de pandora, que en realidad es un nombre que acabo de inventar para agregarle dramatismo a la historia sobre el comienzo del fin.
Miguel fue un niño que me mandó a preguntar si lo quería besar y como yo tenía una autoestima taaaaan baja y me sentía taaaaaan sola, dije que bueno. Debo aclarar que nunca mas volví a ceder ante situaciones tan patéticas como ésta.
Me besuqueé con Miguel, pero a mi me gustaba otro niño, que no era el idiota que me odiaba, era otro, que tampoco me pescó después, pero eso es otra historia.
Luego de eso, todo fue en picada.
Un buen día, un compañero de curso, frente a mis nuevas amigas me dice "oye, el otro día íbamos a ir x parte y yo te iba a invitar, pero éstas me dijeron que no te invitáramos porque eras caliente".
Así, tal cual, mis nuevas amigas andaban pelándome por caliente.
Por desgracia mi madre siempre me había dicho que la reputación de señorita era lo mas importante en la vida, así que ante aquel comentario yo me fui a la chucha, porque por alguna razón, tener reputación de maraca era lo peor que le podía pasar a una mujer en la vida.
Me dicen esa weá ahora, me paseo a todas las qlias, las doy vuelta.
Ellas lo negaron, pero un día las escuché hablando y ahí ya la cosa estaba clara... mis amigas eran unas mariconas qlias.
Fue así como comencé a buscar desesperadamente otras juntas y fue como terminé juntándome nuevamente con Carla, que ya no se juntaba con Alejandra sino que con Génesis, una niña cuyos padres eran canutos y siempre la molestaban en el curso porque su jumper le llegaba abajo de la rodilla. Y también pasaba el tiempo con Vanessa y su grupo de amigas.
Todo parecía dentro de control, pero entonces Vanessa se enojó con Carla por algo que no recuerdo y que debe ser una weá, y por extensión me empezó a hacer el vacío a mi.
Luego de eso, nadie nos pescaba y comenzaron un ataque contra Carla. Fue así como terminé 8vo básico, con dos medio amigas y despreciada por el resto del curso, porque Vanessa a su vez juntaba a su grupo con las mateas, que eran las que me habían pelado a mi.
Salí corriendo de ese colegio, contando los días para que terminara el año.
Obviamente el día de la licenciatura a todos les bajó la weá y se despidieron amablemente, llorando algunos. Yo no. Quise llorar para ser melodramática, pero mi subconsciente tenía claro lo estúpido que era eso.
Y bueno, después de mamarme a tanto saco e' wea, obviamente suelo tener mas filtro con la gente, aunque claro, el filtro no nació cuando salí de 8vo. El filtro real recién comencé a tenerlo hace algunos años y cuando mis cercanos se dieron cuenta de éste filtro, dijeron que tenía un problema, que no podía ser que todo el mundo me cayera mal, que no podía ser así... etc.
Tuvo que pasar su resto de tiempo para terminar confirmando que el problema no era solo yo, que era el mundo. No lo supe con certeza hasta que conocí mas gente con la que podía pasar el tiempo sin que me robaran, me hicieran alguna mariconeada, ni hicieran comentarios racistas/homofóbicos/xenofóbicos/misóginos/fachos desde el fondo de su corazón. Tuvo que pasar su resto de tiempo y conocer a su otro resto de personas para saber alejar a las personas malvadas y perversas, para saber dar la cortá o simplemente poder pensar mal de alguien sin que se acabara el mundo.
Hoy puedo decir que tengo muy pocos amigos, pero buenos.
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