Fuimos a comprar verduras para nuestro almuerzo, y entre medio no dejabamos de mirar el celular, para ver si cambiaba el estado del envío.
Terminamos de almorzar y yo me fui a echar en la carpa, mientras Island leía noticias en mi celular afuera de la carpa, porque no aguantaba el calor del interior. A eso de las 3 de la tarde desperté (porque si, me quedé dormida) y me entero de que el envío ya llegó a Puerto Montt, pero no se ha movido de ahí.
Decidimos salir a pasear por Frutillar a esperar que el envío llegue para partir a Frutillar alto. Finalmente, cerca de las 16:30 vimos que el paquete estaba viajando a frutillar, así que tomamos un colectivo a frutillar alto. Llegamos a chileexpress y nos dijeron que aún no llegaba nada, que el camión llegaba a las 17:30 y que si no llegaba en ese camión entonces estaría para el día siguiente.
El cielo se estaba poniendo negro (literalmente), había "viento de lluvia", nuestra carpa de 11 lucas no iba a aguantar agua encima, sobre todo porque antes de salir, vi que una costura del techo ya se estaba abriendo. Island, viendo el panorama, y tratando de controlar nuestra histeria, les dice entre dientes "es que debería llegar hoy".
-Vengan a las 6 a ver- si limitó a decirnos el caballero de chilexpress. Fuimos a dar una vuelta. En frutillar alto no había mucho que hacer, excepto ir al super, así que eso hicimos. Compramos algunas cosas y luego nos sentamos en una placita. Yo estaba muerta de frío. Finalmente aguantamos hasta las 17:45, cuando ya vimos el camión afuera de chilexpress. Nos asomamos y de pronto, ahí estaba el paquete, con su forma inigualable, envuelto en una bolsa de basura, tenía que ser la carpa.
Y claro, lo era, lo confirmamos 10 minutos después.
Llegando al camping armamos nuestra preciosa carpa y claro, era una enorme diferencia.
La carpa azul fue la que compramos a 11 lucas. Nuestra carpa, parece un palacio al lado, con sus ventilaciones para evitar la condensación, con su doble capa, con sus chorrocientas mil estacas, sus hermosos bolsillos interiores, sus pequeños áticos... eso es vida.
Nunca había pescado mucho nuestra carpa. Sabíamos que era buena, pero como nunca habíamos acampado antes de comprarla, no sabíamos lo que era estar en una carpa barata.
Así terminamos el día 2, luego de temer lo peor, al fin podíamos seguir nuestro viaje con normalidad. O con la mayor normalidad posible que se puede tener en un viaje de cicloturismo.
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