jueves, 11 de diciembre de 2014
Lo vasquez 2014
Bueno, ante la insistencia del público que me lee ¬¬ voy a escribir sobre mi viaje a lo viña en bici.
La gran gracia este año es que fui SOLA.
Al parecer, una mujer sola andando por la carretera (por muy cerrada para los autos y llena de otros ciclistas que esté) es algo medio exótico.
Mi hombre decía que lo peligroso de ir sola era si sufría alguna pana brígida. Mi prima, decía que el riesgo era que me violaran o me mataran, o ambas juntas... y tal vez no en ese orden.
Al principio me uní a un grupo, pero no me tincó la gente porque todos eran primerizos y yo no quería demorarme mucho en el viaje. Igual me demoré 10 horas, pero tal vez me habría demorado mas de ir con gente primeriza.
Como tenía miedo de las panas, dediqué mucho tiempo a preparar las herramientas, y otro mucho tiempo para hacerlas caber en mi alforja. Como dediqué mucho tiempo a eso, olvidé inflar mis neumáticos ¬¬. Error weón que me hizo andar ultra lento durante varios kilómetros, hasta un poco antes del túnel lo prado, donde había un caballero arreglando bicis y que tenía bombines que si le hacían a mi estúpida cámara trasera, ya que yo, la merme, llevé un bombín que pensé que servía, pero no.
Solucionado eso, mi viaje siguió de maravilla y llegué a viña.
No es cierto, luego de eso, comenzó a dolerme la rodilla, así que llegando a curacaví, me bajé de la bici, me senté en el pasto y ajusté la cala de mi zapatilla, porque al parecer, estaba un poco chueca y eso me hacía pedalear de forma incorrecta, causando mi dolor de rodilla. Ya con el paso de los kilómetros dejó de doler mi rodilla.
Finalmente, subí la cuesta zapata con mucha dignidad, siempre pedaleando, cosa que dudé pudiera lograr esta vez debido al peso que llevaba, porque si, me fuí en la volá con el equipaje. Cuando ya estaba terminando la subida, un hombre que pasó al lado mío dijo algo que no entendí (porque iba con audífonos) y me levantó el pulgar. Al parecer me felicitaba por ser una mujer sola en bici entre tanto grupo y hombres solos. O tal vez hice alguna maniobra imprudente de la que no me enteré y en realidad su pulgar era sarcástico, como la puerta del restaurante de viña. Nunca lo sabré, me quedo con la opción amable porque asumo que no hice maniobras de idiota como las que hicieron varios que me topé en el camino.
Terminada la cuesta, vi las luces de lo vasquez y encontré que el viaje no había sido tan largo como lo recordaba. Seguramente porque recordaba mas terrible la cuesta zapata. Llegué a la feria de lo vasquez y comencé a caminar con la bici al lado, mi plan era comprar agua.
Compré una botella como en la mitad y ya después me empecé a desesperar con la gente, así que empecé a buscar una salida, que no encontré como hasta 100 metros después. 100 metros son interminables cuando andas a 1 kilómetro por hora en promedio.
Mientras caminaba por la feria, comencé a bostezar... nada grave. No fue grave hasta que comencé a pedalear de nuevo, ya que ahí me di cuenta de que estaba completamente cagá de sueño. Un sueño terrible, de ese sueño que te hace desear una cama con desesperación. Sabía, que si en ese momento, me sentaba en alguna parte, me quedaría dormida. Ese riesgo es latente todo el rato, por eso creo que en los años que he ido, jamás me he sentado durante el viaje, porque siempre se puede morir y no ser capaz de levantarte de nuevo. Pero esta vez, la verma se veía tan atractiva como una cama, me imaginaba durmiendo en la orilla de la carretera.
Por supuesto, iba super lento, porque quería dormir en vez de pedalear. Además, sabía que después de la cuesta zapata venía otra subida fea, no tan fea como la zapata, pero que logró desmoralizarme la primera vez que fuí. Ya que mi acompañante me había dicho, un poco antes de la cuesta zapata que esa era "la peor subida del viaje" y yo en mi ignorancia, asumí que el resto era plano.
Anduve un par de kilómetros a oscuras, con las luces de mi bici solamente, y las de uno que otro ciclista que me pasaba. Viendo a la gente caminando desde viña/valpo hasta lo vasquez en contra del transito, sin luces, y una que otra bestia que iba caminando por el lado en que íbamos los ciclistas... era divertido, la gente caminando en la oscuridad... parecía escena de the walking dead.
Cuando ya llegué a una parte con luz, decidí parar y comer cosas con azúcar, a ver si eso me despertaba un poco. Pensé en comprar una redbull (ya que todo el camino me tope con gente vendiendo), pero me dió miedo que la cafeína hiciera su efecto diurético. Ya recordaba yo mi primer año, cuando a 30 kilómetros de viña me dieron ganas de hacer pipí y tuve que esconderme detrás de un paradero con el miedo de que alguna luz de bici me alcanzara y me vieran.
Luego de eso, afortudamente la carretera se puso mas plana e incluso medio en bajada, lo que permitió que el viento helado me desperara. Pasé el paradero donde había tenido que hacer pipí... pasé el sector donde en mi segundo año, tuve que intercambiar el sillín de mi bici con el de la bici de mi acompañante, porque el poto me dolía demasiado (el mismo dolor de usar tacos, pero en el poto). Y de pronto, luego de una pequeña subida, vi el letrero de la copec.
No cabía en mi felicidad, estaba sumamente cerca de viña. Un letrero me lo confirmó después... 3 kilómetros... o eran 5? ya no me acuerdo, pero eran pocos.
Y llegué a viña, sin creérmelo aún. 130 y algo kilómetros en pura bici... a ver si el otro año me demoro menos y dejo de cometer errores de principiante ¬¬
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