miércoles, 1 de mayo de 2013

La aventura del supermercado

Como ya no tengo un trabajo horrible, ni estoy rodeada de gente a la que desprecio, ni me acompleta un drama existencial... mi vida se ha vuelto sumamente incriticable.
No me estoy quebrando, sigo pasando rabias, penas, sigo entrecerrando los ojos y mirando el techo buscando respuestas para la estupidez humana, pero tal como llegan esos momentos, se van, porque suelen ser por gente que no conozco y que no volveré a ver, no de personajes dignos de mencionar. La cosa es que ya no tengo aventuras, así que me perdonarán, pero les hablaré de mi ida al super.

Ayer, ahuevonadamente, fui al supermercado como 10 para las 7. Por suerte fuimos a comprar pan primero y le comentamos al buen hombre del negocio que íbamos al super. El caballero miró el reloj y comenta que tal vez no encontremos el super abierto. Yo me pongo a pensar, y claro, recuerdo que hoy será feriado irrenunciable y que siempre antes de un feriado irrenunciables los bondadosos parientes del padre Hurtado, también conocidos como dueños de supermercados, hacen que los supermercados cierren a las 7 para que los empleados se puedan ir mas temprano.
Y pensando todo esto, seguí mi camino al super como por si acaso, por si alcanzaba a llegar. Cuando llegué a la puerta, entré esperando que me dijeran que estaban cerrando, pero nadie me dijo nada.
Aprecié el mar de gente desesperada comprando, compré un par de cosas y descubrí que eran bastante pocas, se lo comenté a mi madre mientras un hombre con un carro lleno, que estaba delante mío se da vuelta y me dice "Vas a llevar eso no mas?". Por un momento pensé que el caballero me iba a retar por ir al super a comprar tan pocas cosas, aunque eso no tenía sentido. Finalmente me ofreció pasar antes que él, y bueno, cuando estaba en eso, recién se dignaron a cerrar la puerta del super, no sin antes enfrentarse con la ira de mas de 10 personas que alcanzaron a llegar a un metro del umbral antes de que se cerrara la puerta. Mientras esperaba en la caja, volvieron a abrir, porque al parecer la ira de la gente fue demasiada. Finalmente, cuando salí, aún seguía llegando gente indignada, preguntando por quéeee estaban cerrando.
Entre medio, escuché a un caballero llamando a alguien para que fuera a comprar pan y diciendo "uno? no, compra 10 kilos".
Creo que la gente piensa que si el supermercado cierra un día, corre el riesgo de no volver a abrir nunca mas. O tal vez solo les da pánico querer un cepillo de dientes, una caja de bombones o cualquiera de esos artículos de primera necesidad que se encuentran en un super y no poder tenerlo en ese mismo instante. Porque no vengan con weás, las verdulerías si abrieron hoy

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